domingo, 6 de abril de 2008

Un poquito de por favor

Cada vez son más los turistas que se acercan a nuestra querido concejo de Llanes para disfrutar de su gastronomía, entorno y aire puro entre otras cosas. Año a año, salvo algún altibajo ocasional, la afluencia de turistas en épocas de descanso laboral es notable en todo Llanes y alrededores, llegando a quintuplicarse la población de alguno de nuestros pueblos en los meses de verano y Semana Santa. Personas del resto de Asturias y de otras provincias e incluso países ocupan las plazas hoteleras y llenan los restaurantes en las fechas anteriormente citadas.

Deberíamos estar de acuerdo entonces en que el turismo es un sustento importantísimo para muchas de las familias que residen aquí todo el año, y que planean con ilusión y esperanza la próxima campaña turística para sacarle el mayor partido posible. Sin embargo cada vez noto que se acentúa más el poco cuidado en el trato al turista, a pesar de que, en muchos casos, es el que nos da de comer. Cada vez me duele más presenciar el poco cuidado con el que se dirigen a los turistas en los restaurantes, en los que en lugar de hablarles con una sonrisa, deshacerse en explicaciones o invitarles a esperar tomando algo en la barra hasta que una mesa quede disponible, se les regalan frases del tipo “pues no sé yo lo que tardará”, “vete a la barra a pedilo”, “qué quieres que haga yo si no hay sitio” y otras frases similares que si bien no constituyen ninguna falta de respeto en sí, si que denotan una falta de atención para el turista, motivada tal vez por la escasa competitividad en el sector, ya que los restaurantes se llenan igual a pesar de este tipo de actitudes. El todavía cercano puente de la Constitución me hizo comprobar in situ que este tipo de comportamientos siguen produciéndose cada día más, y saltan mucho más a la vista cuando visitas otras zonas de España en las que se tiene mucho cuidado en el trato al cliente, cosa que es de agradecer, pero que considero normal por otra parte.

No quiero con esto generalizar, ni decir que se esté tratando mal al turista que acude a Llanes, pero si me gustaría que cada uno, en la medida que le afecte, reflexione e intente darse cuenta de que muchas veces el turista “es el que nos da de comer”, y que agradece más un trato amable y educado que una carta en tres idiomas o en color. Por tanto, por qué no empezar a poner más cuidado en esto, tratarlo lo mejor posible, de tal forma que se sienta especial, a gusto y vuelva. De verdad creo que deberíamos poner un poco más de atención, hacer el esfuerzo, y regalarles siempre que podamos, un poquito de por favor.

2 comentarios:

Indi dijo...

Estoy totalmente de acuerdo cariñin. Creo que la gente se esfuerza muy poco en cosas tan sencillas como éstas y tan importantes. No solo en el sector turístico, sino también en multitul de campos, donde el trato al público es verdaderamente entristecedor. Pues no es nada complicado ni costoso ser amables en la vida, educados y respetuosos. Y no es que haya que serlo para tener contentos a los turistas,clientes, o a la gente con la que nos cruzamos cada día; sino porque entra dentro de los valores humanos, los cuales escasean en la sociedad.Y es que esta falta de saber estar y saber atender al público creo que reside en el interior de cada uno.

Indi dijo...

Son ciertas tus palabras, y ¡qué ciertas!
Cómo se agradece cuando vas a un restaurante, o a un hotel, o visitando una ciudad, el que alguien sea amable contigo, te preste atención, te atienda correctamente, te indique de forma educada... ¡cómo se agradece! en muchos de esos casos te sorprenden y cuando hablas de tus vacaciones o visitas, lo cuentas y haces referencia a aquella persona tan maja. O incluso en ciertas ocasiones que guardas un recuerdo especial de algún sitio,comida en un restaurante, etc. también lo haces por el buen trato que te dieron, e incluso repites gracias eso.
Yo recuerdo "la vaca gandula" donde todo lo maravilloso del momento lo acompañaron los dueños que nos atendieron, acordándome con ternura también por aquello del buen trato.
Y es que es tan frecuente una mala frase, fuera de tono,con desprecio, con caras que no invitan a la amabilidad, que resalta cuando alguien te habla con afecto. Y es que es penoso que el hacer las cosas bien, el ser educados y detallistas, sea lo que nos llame la atención.